Common Interventios

Intervenciones comunes

Intervenciones comunes

Existen varias intervenciones terapéuticas comunes que se recomiendan como parte de un enfoque multimodal. Entre ellas se incluyen:

Fisioterapia

Un/a fisioterapeuta puede diseñar un programa de rehabilitación a medida para abordar las causas específicas de la dolencia. La fisioterapia ayuda a reducir el dolor y prevenir las recidivas abordando las causas subyacentes, como los desequilibrios musculares o una mala mecánica de movimiento. Las técnicas incluyen:

  • Terapia manual para restablecer el movimiento en las articulaciones o movilizar los tendones, al tiempo que se alivia el dolor, se reduce la tensión muscular y la rigidez.
  • Entrenamiento de la marcha identificar y corregir la mecánica de la marcha, los patrones de movimiento defectuosos y reducir la tensión articular o corregir problemas biomecánicos, como la sobrepronación o la debilidad de la pantorrilla, que pueden contribuir a la tendinopatía aquílea.
  • Ejercicios de fortalecimiento Trabajar los músculos que rodean las articulaciones afectadas, como el fortalecimiento del cuádriceps para la artrosis de rodilla y los músculos del pie y el tobillo para mejorar el apoyo y reducir la tensión en la fascia plantar.
  • Electroterapia el uso de modalidades no invasivas para tratar el dolor y la curación mediante corrientes eléctricas, ondas acústicas o magnetismo. La terapia TENS (Estimulación Nerviosa Eléctrica Transcutánea) consiste en aplicar corrientes eléctricas en la piel sobre las articulaciones dolorosas. Puede ayudar a reducir el dolor estimulando los nervios y bloqueando las señales de dolor al cerebro. Las unidades TENS suelen utilizarse para aliviar el dolor a corto plazo y pueden aplicarse en casa.
  • También pueden recomendarse modalidades avanzadas como la acupuntura. La acupuntura consiste en insertar agujas finas en puntos específicos del cuerpo para estimular el alivio del dolor y promover la curación. Se ha demostrado que es eficaz tanto para el dolor de espalda agudo como para el crónico al reducir la inflamación y potenciar los mecanismos naturales de curación del organismo.

Terapia ocupacional

Un/a terapeuta ocupacional puede proporcionar estrategias y herramientas para ayudar a gestionar las actividades cotidianas sin empeorar el dolor articular. Puede recomendar equipos de adaptación o técnicas de protección articular para reducir la tensión en las articulaciones afectadas durante actividades como levantar o agarrar objetos.

Ejercicio

Yoga y Pilates

El yoga y el pilates son eficaces para fortalecer los músculos del core, aumentar la flexibilidad y mejorar la postura. Algunas posturas o ejercicios se centran específicamente en la columna vertebral y ayudan a aliviar la tensión de los músculos de la espalda. Estas modalidades pueden ser especialmente útiles para el dolor de espalda crónico e inespecífico.

Fortalecimiento excéntrico

donde el músculo se alarga bajo carga, son beneficiosos para las tendinopatías. En el caso del manguito rotador, el descenso controlado de pesas o bandas de resistencia puede ayudar a aumentar la resistencia del tendón.

Terapia acuática

El ejercicio en el agua reduce la carga sobre las articulaciones al tiempo que permite el movimiento y el fortalecimiento. La terapia acuática puede ser especialmente beneficiosa para las personas con dolor intenso o problemas de movilidad, ya que el agua sostiene el cuerpo y permite realizar ejercicios de bajo impacto. Esto es especialmente beneficioso para las personas con osteoartritis grave, ya que la flotabilidad del agua proporciona un entorno de bajo impacto.

Modalidades conservadoras y domiciliarias

Descanso y modificación de la actividad

Evitar actividades que exacerben el dolor y mantenerse lo más activo posible es esencial para la recuperación. En general, no se recomienda el reposo prolongado en cama, ya que el movimiento suave ayuda a mantener la flexibilidad y evita el debilitamiento muscular. Reducir o modificar las actividades que sobrecargan la fascia plantar, como correr o permanecer de pie durante mucho tiempo, permite que el tejido se recupere. El reposo es una de las intervenciones tempranas más eficaces.

Terapia de frío y calor

Terapia de frío
Aplicar compresas de hielo en la zona afectada durante 15-20 minutos varias veces al día puede reducir la inflamación y adormecer el dolor agudo, sobre todo después de una lesión.

Terapia de calor:
Las almohadillas térmicas o los baños calientes pueden relajar los músculos, aumentar el flujo sanguíneo y reducir la rigidez, sobre todo en caso de dolor de espalda crónico o de origen muscular.
Alternar terapias de frío y calor puede ser eficaz para tratar síntomas agudos y crónicos.

Ejercicios de estiramiento y fortalecimiento

Los ejercicios regulares de estiramiento y fortalecimiento pueden ayudar a mejorar la flexibilidad, aliviar la tensión y reducir el dolor.

Corrección postural

Las malas posturas son una causa frecuente de dolencias como el dolor de espalda. Ajustar la postura al sentarse, levantarse y moverse puede ayudar a prevenir y aliviar las molestias.

Terapia de masaje

Los masajes pueden aliviar la tensión muscular, reducir el dolor y mejorar la circulación. Las técnicas de tejido profundo o de liberación miofascial se utilizan a menudo para el dolor de espalda relacionado con los músculos, para actuar sobre los puntos gatillo y mejorar la función muscular o reducir la inflamación de la fascia plantar y los tejidos circundantes.

Ortesis, vendajes y dispositivos de asistencia

SOPORTE O VENDAJE NEUROMUSCULAR

Soporte lumbar Los corsés o la cinta kinesiológica pueden ayudar a estabilizar la espalda, reducir la tensión y aliviar temporalmente el dolor, especialmente durante la actividad física, mientras que las hombreras pueden proporcionar apoyo y descargar la tensión del hombro. Manguito rotador. El Vendaje neuromuscular suele utilizarse junto con otras terapias para mejorar la mecánica del hombro durante la rehabilitación.

Modificaciones del calzado

El uso de calzado con un arco plantar y una amortiguación adecuados puede aliviar la presión en los casos de fascia plantar. A menudo se utilizan plantillas ortopédicas personalizadas o plantillas de venta libre para proporcionar apoyo adicional y corregir cualquier problema biomecánico subyacente.

Férulas nocturnas

Las férulas nocturnas mantienen el pie en posición dorsiflexionada (con los dedos apuntando hacia arriba) mientras se duerme, manteniendo la fascia plantar estirada y evitando la rigidez matutina. Estas férulas son especialmente útiles para las personas con casos crónicos.

Intervenciones médicas

Antiinflamatorios no esteroideos
Fármacos (AINES)

Los AINES, como el ibuprofeno o el naproxeno, pueden tomarse para reducir el dolor y la inflamación a corto plazo. Suelen utilizarse en combinación con otras terapias para aliviar el dolor durante las fases iniciales del tratamiento.

Analgésicos tópicos

Pueden aplicarse directamente sobre la articulación afectada diversas cremas, geles y parches que contienen AINES, capsaicina o salicilatos. Proporcionan un alivio localizado del dolor sin los efectos secundarios sistémicos de los medicamentos orales.

Relajantes musculares

En casos de espasmos o tensión musculares graves, pueden recetarse relajantes musculares como la ciclobenzaprina o el metocarbamol. Estos medicamentos ayudan a reducir la rigidez muscular y mejorar la movilidad.

Inyecciones de corticoesteroides

Si la inflamación y el dolor son intensos y no responden a la medicación oral, pueden utilizarse inyecciones de corticoesteroides. Estas inyecciones suelen administrarse cerca de los nervios o articulaciones afectados para reducir la inflamación y proporcionar un alivio temporal. Sin embargo, se recomienda precaución, ya que las inyecciones repetidas pueden debilitar el tendón y aumentar el riesgo de rotura.

Inyecciones de ácido hialurónico (viscosuplementación)

Las inyecciones de ácido hialurónico ayudan a lubricar la articulación y pueden aliviar el dolor, sobre todo en la artrosis de rodilla. Las inyecciones pueden imitar el fluido natural que se encuentra en las articulaciones sanas, aunque su eficacia puede variar.

Terapia con plasma rico en plaquetas (PRP)

La terapia PRP consiste en inyectar una concentración de plaquetas del paciente en la zona afectada para favorecer la cicatrización y la regeneración de los tejidos. Se considera un tratamiento emergente y ha demostrado su potencial en la mejora de la función articular en algunos/as pacientes con artrosis, afecciones degenerativas de la espalda como lesiones discales o daños en los ligamentos y en el tratamiento de la fascitis plantar crónica.

Terapia con células madre

Las inyecciones de células madre son otro tratamiento emergente diseñado para regenerar el cartílago dañado y reducir el dolor. Aunque son prometedoras, se necesitan más investigaciones para comprender plenamente su eficacia a largo plazo en el tratamiento de la artrosis.

Quirúrgico (para casos avanzados)

Cirugía suele reservarse para casos graves en los que los/las pacientes no han respondido a los tratamientos conservadores, o cuando hay daños estructurales importantes, desgarros, etc. Las opciones quirúrgicas incluyen:

  • Artroscopia
  • Osteotomía
  • Sustitución de articulaciones (artroplastia)
  • Discectomía
  • Laminectomía
  • Fusión espinal
  • Transferencia o reparación del tendón

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